TEMA 14: "LA EDUCACIÓN INDÍGENA E INTERCULTURAL EN MÉXICO Y SUS IMPLICACIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍAS"
Después de la Revolución, la política educativa que se impuso fue la de
mexicanizar a los indios a través de la lengua nacional, política reflejada en
la Ley de Instrucción Rudimentaria de 1911, implementada por Gregorio Torres
Quintero y Jorge Vera. Esta ley buscaba atrasadas y el primer paso para su
modernización se apostó en la enseñanza del español. Por eso en el año de 1913 se
pretendió aplicar el programa de Educación Integral Nacionalista que buscaba aplicar
la enseñanza directa del español sobre los indios ya que sólo de esta forma se podría
lograr la transformación de éstos en ciudadanos nacionales.
La suposición de que el
alfabetismo provocara el milagro de transformar a la población rural analfabeta
y hambrienta, debería reemplazarse por un enfoque más realista de la educación
pública (Gamio, 1982: 12-19). Pero, el desorden que había provocado la
Revolución, no permitió la menor oportunidad de poner en marcha este programa.

En 1934 se crea el Departamento de Educación y Cultura Indígena.

OJO: El gobierno cardenista, por primera vez, reconoció al indio como ser
social capaz de integrarse a la nación sin menoscabo de su cultura (esencia de
la integración).
En 1963 la SEP propone una política de educación bilingüe, recuperando las técnicas
y objetivos del Proyecto Tarasco.


En 1993, en la Ley General de Educación se reconoció la importancia de promover la educación en lenguas indígenas pero a su vez el programa carecía de un proyecto académico que sistematizara los aspectos metodológicos y curriculares.

LA
PUESTA EN MARCHA DE LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL BILINGÜE (EIB):
El año 2000 destaca el Plan de Desarrollo 2001-2006 que en lo referente
a educación indígena instituye la Educación Intercultural Bilingüe (EIB) y más
tarde se crea la Coordinación de Educación Intercultural Bilingüe.
En el año 2003 se publicó la Ley General de Derechos Lingüísticos de los
Pueblos Indígenas. En su Artículo 11, esta Ley señala que los indígenas tienen
derecho a ser educados en su propia lengua a lo largo de su educación básica.
En consecuencia se
modificó la La Ley General de Educación que contempla en su Artículo 7,
fracción 4ta: “Promover mediante la enseñanza el conocimiento de la pluralidad
lingüística de la Nación y el respeto a los derechos lingüísticos de los
pueblos indígenas”.
EDUCACIÓN
PARA LA CIUDADANÍA:
En 1949, Marshall y
Botomorre (1998) formularon una definición de ciudadanía, convertida ya en
referencia básica de las ciencias sociales:
“el conjunto de derechos y
deberes que vinculan al individuo con la plena pertenencia a una sociedad”.
De acuerdo a Muñoz (2001), la educación indígena bilingüe en México
puede ser vista a través de grandes paradigmas: Educación bilingüe, Educación
bilingüe bicultural y Educación Bilingüe Intercultural, diferenciándose cada
uno por la concepción de diversidad adoptado: como problema, como recurso o
como derecho, respectivamente.
Si bien es cierto que la mayoría
de las personas están profundamente vinculadas a su propia cultura y tienen un interés
en preservar dicho vínculo, lo interesante del asunto es, como lo señala
Kymlicka (1996) saber qué o cuáles son las reivindicaciones concretas que
justifican ese interés, a sabiendas de que en un mundo con conflictos y
recursos escasos no pueden satisfacerse todas las demandas.
El proteger la pertenencia
cultural (identidad) de una persona implica costos para otras personas, por lo
que resulta imprescindible determinar cuándo resultan justificadas las
negociaciones entre las diversas partes. Por ello, la educación para la
ciudadanía en el contexto intercultural tendría que ver más con la construcción
de un sistema ético y político que aplique el derecho a la igualdad con el
reconocimiento de la diferencia.
Uno de los propósitos en los que tendría que aplicarse la EIB sería el
contribuir en la construcción de una nueva ciudadanía es decir, superar los
anteriores paradigmas que en su mayoría se han centrado en “alfabetizar” y
“educar” al indio para transformarlo en un ciudadano mexicano, moderno que no
obstruya el desarrollo de la nación sino por el contrario contribuya en su
progreso.
Como señala Carlos
Fuentes: “Probablemente el gran reto de las sociedades interculturales resida
en que cada uno y cada grupo pueda afirmar su identidad sin herir la
diversidad”.
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